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Se considera trabajo infantil a toda actividad laboral que arrebata a los niños su infancia, limita su potencial y atenta contra su dignidad, además de ser nociva para su desarrollo físico y emocional.
Un ejemplo claro se da en África Occidental, donde más de 1,8 millones de niños participan en la producción de cacao en condiciones peligrosas para sus vidas. O el sudeste asiático, donde más de 48 millones de niños están atrapados en el trabajo infantil, según la OIT.
De acuerdo con UNICEF y la OIT, hoy en día hay alrededor de 160 millones de niños en situación de trabajo infantil. De ellos, 79 millones están involucrados en trabajos peligrosos que ponen en serio riesgo su salud y hasta su propia vida.
En Manos Unidas somos plenamente conscientes de esta realidad y trabajamos para garantizar que todos los niños accedan a una educación y una infancia digna. Esta lucha adquiere forma concreta en barrios como Bienvenido y Hato Nuevo, en Santo Domingo (República Dominicana), donde el trabajo infantil es parte de la vida cotidiana.
Caminar por las calles de estos barrios es escuchar el eco de cientos de niños y niñas limpiando zapatos, vendiendo limones o cargando paquetes al borde de la acera. Cualquier actividad sirve para intentar aportar algo al sustento familiar. Son actividades que jamás abren la puerta de salida al círculo de pobreza en el que nacieron, y que arrasan con sus derechos, sus sueños y su infancia.
Ante esta cruda realidad, Manos Unidas, junto a su socio local Fundación La Merced, ha tendido la mano a estos menores, convencida de que un verdadero abrazo no se da solo con palabras, sino con oportunidades reales: educación, acompañamiento y espacios seguros donde puedan volver a ser niños.
Esa es la esencia del proyecto ERA que Manos Unidas lleva apoyando desde 2007: ofrecer la posibilidad de volver a ser niños, de soñar que hay otra vida al otro lado del dinero ganado bajo presión. En aulas, talleres, sonrisas recién dibujadas en rostros de quienes creían su infancia perdida.
Conoce más nuestro proyecto «Abrazos» para frenar el trabajo infantil en República Dominicana.
El trabajo forzoso es cualquier trabajo o servicio exigido a una persona mediante amenazas, ya sean de físicas, psicológicas, legales o de cualquier otro tipo, y que esa persona no haya aceptado libremente.
Según la OIT, 50 millones de personas en el mundo eran víctimas de trabajo forzoso a principios de 2021.
Esta es, por ejemplo, la escena diaria de cientos de mujeres en los suburbios de Dar es Salaam, la ciudad más poblada y de Tanzania y donde la pobreza golpea con fuerza. Se trata de zonas marginadas donde, una vez más, las más vulnerables son las mujeres, especialmente las jóvenes que llegan desde zonas rurales en busca de una vida mejor y huyendo del hambre, la sequía y la falta de oportunidades.
Sin embargo, al llegar a la ciudad, muchas de estas chicas caen en manos de redes que se aprovechan de su desesperación. Acaban siendo víctimas de trata y atrapadas en trabajos casi esclavos o en la prostitución, viendo cómo su sueño en busca de oportunidades y de una vida mejor se acaba convirtiendo en una pesadilla de explotación, violencia y miedo.
En este contexto, Manos Unidas, en colaboración con la Congregación Daughters of Mary Immaculate (DMI Sisters), se ha puesto manos a la obra para construir un centro de formación profesional, un espacio seguro donde 104 jóvenes mujeres puedan recuperar sus vidas.
En este centro adquieren conocimientos sobre estética, informática, sastrería y catering con los que poder ganarse la vida. Pero aprenden algo todavía más importante que eso: aprenderán a creer en sí mismas, a valorarse, a decir “no” a la violencia y a protegerse frente a cualquier forma de explotación. Y lo hacen acompañadas una red de mujeres que ya pasaron por lo mismo y que hoy les tienden la mano para recuperar sus vidas y su libertad.
El trabajo informal comprende todas aquellas actividades económicas realizadas sin contrato, sin cobertura de seguridad social ni derechos laborales garantizados.
En África Subsahariana, gran parte de la población activa depende del trabajo informal, como el comercio ambulante o el servicio doméstico, sin ningún tipo de protección ni estabilidad laboral. Según la OIT, más del 60% de los trabajadores a nivel mundial operan dentro de la economía informal.
En Patna, capital del estado de Bihar, una de las regiones más empobrecidas de India, miles de mujeres trabajan en el anonimato del servicio doméstico. Sin leyes que las protejan, sin contrato ni salario fijo, muchas son obligadas a trabajar desde niñas, migrantes tribales sin documentos ni red de apoyo. Su jornada depende del capricho del empleador, el salario no es negociable, pueden ser despedidas sin aviso, y el abuso y la violencia es parte habitual de su día a día.
Son mujeres invisibles que Manos Unidas, junto a sus socios locales, está decidido a empoderar. Trabajamos para empoderarlas y abrirles las puertas a un empleo digno a través de un proyecto integral para más de 4500 mujeres a las que se les ofrece apoyo médico y nutricional, educación para sus hijas, formación en derechos laborales, acompañamiento legal y actividades de sensibilización.
Este proyecto, Afianzando los derechos de las trabajadoras domésticas de Patna, no solo les da una oportunidad laboral. Les devuelve la voz, la ciudadanía, el respeto. Ahora son trabajadoras con derechos reconocidos, capaces de defenderse, mirar al futuro y educar a sus hijas para que no pasen por lo que ellas han tenido que pasar.